Deja los pies en remojo durante 7 minutos en agua tibia con un poco de sal y jabón líquido. Un baño demasiado largo dilata la piel innecesariamente y acelera su sequedad. Unas gotas de aceite esencial los relajará.
Elimina la piel muerta en los talones, dedos y plantares de la forma que elijas (piedra pómez, raspacallos, esponja-raspacallos). Los profesionales evitan el uso de raspacallos de metal porque dañan la piel. Si tu piel está agrietada, siempre lima a lo largo de la grieta nunca al contrario para evitar el aumento de la misma.
Corta las uñas. Después de un baño, las uñas son más flexibles, lo que facilita el moldeado. Las uñas secas pueden romperse o agrietarse. Al contrario que con el corte, para limarlas espera hasta que se sequen, porque si lo haces con ellas húmedas puedes dañarlas. Mientras están todavía húmedas, aparta las cutículas con baja pieles de madera.
Cuando la piel de los pies esté seca, usa una lima de uñas con un grano más fino o peeling; esta deja la piel lisa y suave al tacto. La exfoliación ayuda a que los ingredientes activos de las cremas penetren en las capas más profundas de la epidermis. Después del tratamiento enjuaga y secalos.
Algunos elementos importantes son la hidratación y nutrición de la piel de los pies con una crema apropiada según las necesidades de cada uno. Masajea la crema con movimientos circulares, especialmente la parte de los talones y zonas propensas a callosidades por la opresión de los zapatos. Si la piel está muy seca hay que aplicar una capa bastante gruesa de crema, envolver los pies en el film PVC y dejar actuar durante una hora aproximadamente. Si quedan restos de crema no los quites, ponte unos calcetines de algodón y deja que se absorba toda la crema aplicada.
Si tienes dificultades con la excesiva sudoración de los pies y con el olor desagradable elije un producto adecuado para este tipo de problema, desodorante refrescante o antitranspirante.